Los primeros esclavos
que llegaron
a Brasil, provenían de la región
portuguesa de
Guinea y
se distribuyeron
en todas las áreas
de los cañaverales de Bahía y
Pernambuco, además
de otros estados.
También fueron utilizados
en los cultivos
de caña de azúcar
cautivos de lengua
bantú,
originarios de Angola
y Congo. En
cuanto a la zona
minera fue mayor
la influencia
de los negros
de la Costa de
Mina, los Nagôs, los Jêjes y otros.
Estos negros
trajeron consigo
un gran bagaje
místico, diversificado
en varias
tendencias. Nina
Rodrigues dice sin
embargo, que los cultos
que se asentaron y organizaron en estos
lugares, tuvieron como modelo
principal de religión, al Nagô. La inaccesibilidad
del mensaje
católico hizo
que se aferraran
a sus orígenes
religiosos.
La exclusividad del culto Nagô,
afirmado por
Nina Rodrigues,
sufre limitaciones por parte de otros autores,
debido a la falta de comprobación de la preexistencia,
incluso hasta el día de hoy,
de los elementos religiosos de
otras raíces,
como por ejemplo, de Congo
y Angola.
Por otro lado,
se ha venido produciendo
desde el final
del tráfico
de esclavos,
un marcado
proceso de nacionalización
de los cultos.
La introducción
gradual de
nuevos estereotipos
contribuye cada vez más
a la diversificación
en varias cofradías,
y estas en varios subtipos.
Edson Carneiro
tiene una
perspectiva específica
sobre el tema. Para
él, mantener la
diversificación
de las religiones
de los negros
fue alentado por
ciertas autoridades del
siglo XIX
basándose en que la desunión entre
los negros, era
la diferencia religiosa,
y unirlos en esta dirección sería
fortalecerlos.
La ubicación original
de los esclavos en
Brasil sufrió modificaciones a fuerza
del desarrollo histórico,
económico y
político de aquel entonces.
Factores tales como
la guerra contra los
holandeses,
los quilombos, las insurrecciones
de los negros y las revoluciones por la
independencia, provocaron
una enorme dispersión
y difusión
de la cultura de los negros.
Los ciclos económicos,
principalmente exigiendo
más “brazos” para nuevas regiones,
permitió el intercambio
lingüístico,
sexual y religioso
entre los esclavos (africanos)
y los nativos (aborígenes brasileiros).
Pero para Nina
Rodrigues, se impuso la
religión Nagô (la
cultura Yoruba)
como estándar por
otras religiones
afro-brasileras.
Esto se puede
diferenciar en función del
mayor o menor grado
de absorción
de los elementos
nacionales (sincretismo
cultural y religioso).
La predominancia de
la contribución
Nagô, según Nina
Rodrigues, difiere de
su posición social originaria
en África, y
su constitución en Brasil, como una
especie de élite que
se impuso. Su
primera ubicación
en Bahía y Pernambuco
causo que estas
regiones se
convirtieran en centros de
irradiación
del modelo Nagô
para el
Nordeste y Centro-Sur
del país. Sin embargo,
el contexto social,
geográfico y económico
de Minas, Río
de Janeiro y São
Paulo puso
atascos en la
imposición del modelo Nagô; por
otra parte, estas regiones recibieron negros
de Angola,
Congo, Mozambique, Cabinda,
etc. de cultura “bantú”
con lengua y dialectos “quimbundo”,
que difieren de la cultura
“Nagô”, tanto
en relación con las
deidades (“Inkices”,
similares a los Orixás), como en el culto
a los antepasados (no
utilizados dentro
de la cultura Nagô), que influyeron
en gran medida en la formación y creación de la Umbanda.
La masa esclava de
estos centros
vinculada a formas de
expresión religiosa
"aumentó en la
región durante
más de cien años".
Es importante
señalar que Edson
Carneiro dice:
"Una cosa
que vale la pena mencionar
y comprobar es que
todos o casi
todos los cultos
funcionaban
dentro del casco urbano,
con pequeñas y raras excepciones en
el contexto
rural. Esto
se debe a que,
en el marco rural, el
esclavo no
podía mantener el culto
organizado.
Para lograrlo, ellos necesitaban
dinero y
libertad, que sólo
tendrían en
los centros
urbanos”. Es
así como fundaron
en la primera
mitad del siglo
XVIII las Hermandades
del Rosario y
San Benito, bajo la guía de
sus maestros.
Enfrentando un período de
represión que
duró hasta 1822,
cuando ocurre la fundación del
Candomblé de Engenho Velho
en Bahía (1830),
siendo este el inicio del culto organizado.
Como se mencionó
anteriormente,
varios factores
se interpusieron para la fijación del
modelo Nagô en la región que comprende
Río de Janeiro y
São
Paulo. A poco
del inicio, esta región recibió más
africanos de
Angola y
Congo, de habla
bantú. Los
primeros cultos comenzaron a difundirse alrededor de
1763. Con
la denominación de “macumba”, experimentaron cierto periodo de esplendor que
luego se apago en el inicio del siglo 20. Debilitándose
con las
concesiones hechas a las
tradiciones culturales de Angola.
Así comenzó
la adopción de danzas
semi-religiosas
(gongo y caxaruin)
y el culto a
los muertos.
Posterior: Una Religión llamada Umbanda (2º parte)
Hasta la
próxima, axé de Xangô a todos y todas.
Modúpé
lówó àwonòrìsà mi bùnkún fun áwa ati àlàáfià.
Káwó
kábíyèsí lè Obakòsó Sàngó Aganjú !!!
Pai Fabio de Sàngó Aganjú
Ilê
Aláyéluwa Sàngó - C.E.U. Pai Xangô 7 Pedreiras
Diferentes en la vida, los hombres
son semejantes en la muerte.
Lao - tsé (570 a.C. -
490 a.C.) Filósofo chino
Datos de la publicación:
Autor: Etiene Sales
Traducción: Pai Fabio de Sàngó Aganjú
Fuente: Libro “Rituais Negros e
Caboclos”; Nivio Ramos Sales.
Imagen: Lady Gaia by Liiga Smilshkalne