febrero 11, 2014

El hombre blanco en las religiones Afro-brasileras de Rio Grande do Sul

El estado de Rio Grande do Sul, en Brasil está compuesto por una sociedad multiétnica y pluricultural construida en el “encuentro de civilizaciones”, como diría Roger Bastide en su libro A Sociologia do Folclore Brasileiro, “donde los nativos indígenas vieron como su territorio  iba siendo ocupado por los portugueses y españoles, a los que se les asociaron los esclavos africanos y, posteriormente, lo demás inmigrantes europeos, destacándose los alemanes e italianos; de hecho los alemanes desembarcaron en ese estado brasilero a partir de 1824, llegando a ser mas de 60.000 individuos en 1939; por su parte, los inmigrantes italianos, comenzaron a arribar en 1875 y la última gran inmigración data de 1914, periodo en el cual se establecieron cerca de 100.000 italianos en Rio Grande do Sul.

Hoy en día, sobre los datos extraídos del censo demográfico del año 2010 realizado por el IGBE, la composición multiétnica de Rio Grande do Sul está constituida por un 83,23% de población blanca (8.899.357 hab.); un 5,49% de población negra (587.888 hab.); un 10,64% de población mestiza (1.137.823 hab.); un 0.33% de población amarilla (35.590 hab.) y 0,31% de población indígena (33.153 hab.).

En este territorio multiétnico, a pesar de la posición superior que los blancos ocuparon en relación a los negros y a los indios, sucedieron de alguna forma, cambios culturales en diferentes direcciones, siendo una de ellas la aproximación de los llamados “no-blancos”, de diferentes etnias y condiciones sociales, a las religiones afro-brasileras. Es prácticamente imposible saber en qué momento comenzó a ocurrir este encuentro; todo indica que sería en el siglo XIX y habría ido en aumento en las primeras décadas del siglo XX, consolidándose a partir de los años 1950, cuando aparecen las primeras noticias de blancos que obtienen la condición de Pai y/o Mãe de Santo. Este fenómeno como es sabido, ocurrió prácticamente en todo Brasil, llegando al punto en que hoy en día como describe Reginaldo Prandi, refiriéndose particularmente a São Paulo, “el Candomblé es una religión que no puede ser caracterizada como una religión de negros exclusivamente (esto claro puede aplicarse perfectamente a las otras formas de culto afro-brasilero como la Umbanda y el Batuque riograndense, por ejemplo), sino que se trata de religiones multiétnicas y universales.” 

La búsqueda de terreiros por parte del hombre blanco de condición social pobre, generalmente está asociada a la búsqueda de una solución para problemas prácticos como dolencias, desempleo o dificultades económicas, y/o problemas legales relacionados a su condición desfavorable por causa de su clase social; los blancos de mayor poder adquisitivo en cambio, realizan esta búsqueda para solucionar problemas “existenciales” (sentido de la vida, crisis de identidad, etc.), y a causa del carácter misterioso, exótico y fascinante de la religión de los Orixás, que contribuye una atracción para el hombre blanco.

Dicho sea de paso, las mismas razones mencionadas por la que los blancos se aproximen a los terreiros, sirven para los demás grupos étnicos, esencialmente los negros, ingresen en ellos. Aun así, es difícil imaginar una convivencia armónica entre negros y blancos en los terreiros multiétnicos gaúchos, si existe cierta tolerancia mutua como Vagner Silva  y Rita Amaral refieren sobre São Paulo, en donde dicen que existe “una suerte de negociación en donde los blancos con dinero, se vuelven necesarios para la propia supervivencia del terreiro de mayoría negra y, así,  lo que es visto como negativos (el ingreso de blancos al Candomblé) termina obteniendo una señal positiva, ya que la concesión es necesaria para la mantención de los gansos de la casa.” (A Cor do Axé: Brancos e Negros no Candomblé de São Paulo.).

En otras palabras, parece prevalecer en Rio Grande do Sul la representación negra, según la cual es importante la presencia  simultánea de blancos y negros en las casas de religión por ser, los primeros, los detentores principales del capital económico, y lo segundo del capital simbólico religioso dado por la tradición. Evidentemente que los actores sociales implicados en el proceso no siempre poseen esta consideración de hechos; es más recurrente en ellos afirmar que “el axé no tiene color.”
Empero, existen terreiros multiétnicos en donde el preconcepto de color se tiende a mantener; esto se da especialmente cuando los blancos implicados en la religión tienen poca consideración del origen africano de esta y no realizan un enfoque más efectivo con la etnia negra. Sin embargo, hay otras casas de religión en las que hasta cierto punto y por un determinado tiempo, suele haber una suspensión de esos preconceptos raciales; en estos casos, negros y blancos se unen en el espacio religioso para rezar y fortalecer una identidad social común.

Para concluir dice Ari Pedro ORO: “Los terreiros multiétnicos a los que me refiero, reúnen especialmente a personas de clase baja; esto es debido a que los terreiros de clase media tienden a ser predominantemente la concurrencia de blancos, en tanto que los terreiros de clase alta son frecuentados casi exclusivamente por blancos. En todos ellos, son reproducidas desigualdades raciales encontradas en la sociedad gaúcha y brasilera. (Axé Mercosul. As Religiões Afro-Brasileiras nos Países do Prata. 1999).

Hasta la próxima, axé de Xangô a todos y todas.

Modúpé lówó àwonòrìsà mi bùnkún fun áwa ati àlàáfià.
Káwó kábíyèsí lè Obakòsó Sàngó Aganjú !!! 

Pai Fabio de Sàngó Aganjú 
Ilê Aláyéluwa Sàngó - C.E.U. Pai Xangô 7 Pedreiras 

Jamás busques la respuesta en los lugares que no existen. 
Proverbio chino 

Información de la publicación:
Autor: Ari Pedro Oro
Traducción: Pai Fabio de Sàngó Aganjú
Fuente: Religiões Afro-Brasileiras do Rio Grande do Sul:Passado e Presente  (texto presentado en la 53º Reunión anual de la Sociedad Brasilera para el Progreso y la Ciencia (SBPC), Salvador, Bahia, del 14 al 17 de julio de 2001, en el simposio: "Afro-Diversidade no Brasil"; coordinador Reginaldo Prandi.)
Imagen: “Dança Batuque” (1835) de Johann Moritz Rugendas