Los negros
africanos y sus descendientes participaron directamente en el desenvolvimiento
económico de los dos primeros siglos de
la historia de Rio Grande do Sul. Según Beatriz Loner, “prácticamente no hubo
profesión manual que no tuviese representantes de esa etnia en su desempeño,
tanto en el período imperial como durante la República”. Lo mismo, como es
sabido, sucedió en las demás capitanías y provincias de Brasil en donde, como
dice Reginaldo Prandi, los esclavos africanos “fueron siendo introducidos en un
flujo que corresponde punto por punto a la propia historia económica brasilera”;
como lo demuestra el hecho del marco inaugurador de Rio Grande do Sul y la
fundación del Fuerte de Jesús, María y José, en la Barra de Rio Grande en el
año 1737 por el Brigadier José da Silva Paes, en cuya tropa formada por 260
hombres, había esclavos y negros libertos.
La historiografía
de Rio Grande do Sul aun se debate entorno de la cuestión de conocer la
procedencia del negro esclavo llevado a ese estado brasilero. Existe así,
cierto consenso en que esa población se dividía entre negros “criollos”, es
decir, individuos nacidos en Brasil y llevados al sur, los llamados “ladinos”,
esto es, personas que ya habían trabajado en otras regiones del país; y negros
africanos llegados a esa zona luego de haber pasado por otras regiones
brasileras, entre ellas, Bahia, Pernambuco, São Paulo y Santa Catarina; e
incluso negros africanos provenientes de Argentina y Uruguay. Sólo por citar
algunos datos, estos negros actuaron como mano de obra en los ingenios
azucareros de Pernambuco y Bahia, en la minería aurífera de Minas Gerais, en
los campos de tabaco y cacao de Bahia y
Sergipe, en el cultivo de café en Rio de Janeiro y São Paulo, en la agricultura y ganadería de
Rio Grande do Sul, y en la minería de Goiás y Mato Grosso. Es sabido que
durante algún tiempo, el envió al sur, era tomado como un pesado castigo y una
fuerte amenaza a los esclavos desobedientes por parte de los patrones de otras
regiones brasileras.
Como
ejemplo podemos citar un relevamiento realizado junto a los “Inventários da
Freguesia de Pelotas”, en el período comprendido entre 1850 y 1880, demostró
que en el total de 1.604 esclavos, 460 eran criollos, 556 indeterminados y 590
africanos. Estos últimos, a su vez, se dividían en diferentes “naciones” o
grupos tribales; como por ejemplo cuando en ocasión de las conmemoraciones de
la abolición, desfilaron en Pelotas los “Filhos de Angola, Mina, Benguela,
Erubé, Congo e Cabinda..." (Jornal Echo do Sul, 10/6/1888 Loner). Sea
como fuere, en Rio Grande do Sul, “los bantús llegaron en un número muy
superior a los sudaneses.” (R.B.: Correa).
La
introducción del esclavo en Rio Grande do Sul, sucedió desde la primera mitad
del siglo XVIII. Trabajan (como ya se mencionó) en la agricultura, en las
estancias y sobre todo a partir de 1780, en la producción del “charque” (carne
salada), en la región de Pelotas. Según Correa, los negros componían cerca del
30% de la población de Piratini y del 60% de Pelotas, sin embargo, con el
inicio de la llegada de los colonos alemanes en 1824 y de los italianos en 1875,
se verifica un aumento de la población blanca y una reducción del porcentaje de
la población negra en territorio gaúcho. La producción de charque, efectuada
por el trabajo manual esclavo en contextos muy desfavorables en razón de las
condiciones climáticas, de precariedad de infraestructura y de severas exigencias,
dictadas por el propio régimen esclavista; fue de tal magnitud que en 1861, el
charque contribuía con el 37,7% del total de lo que exportaba Rio Grande do Sul,
que junto con el cuero, que contribuía con un total del 37,2%, sumaban entre ambos
un 74,9% del total de la producción exportadora gaúcha (R.B.: Assumpção).
La
relación entre el trabajo forzado de los negros y el desenvolvimiento de las
charqueadas, era tal que en la medida en que se aproximaba la abolición,
también disminuyó el número de la producción de charque. Refiriéndose a la
situación de la ciudad de Pelotas, Loner recuerda que “de un total de 34
charqueadas existentes en 1878 en la ciudad, se redujeron a 21 en vísperas de
la abolición, y a 18 dos años después” (R.B.: Loner), ocasionando la
disminución del charque que servía de alimento de los esclavos del sudeste y al
mismo tiempo, acarreando una problemática en el mercado de consumo de este
producto.
La
estructuración del Batuque en Rio Grande do Sul constituyó otro tema que aun hoy
en día, espera una profunda investigación. Todo indica que los primeros
terreiros fueron fundados justamente en la región de Rio Grande y Pelotas. Para
el historiador Marco Antônio Lirio de Mello (quien realizó una amplia
investigación en los periódicos de Pelotas y Rio Grande del Siglo XIX), la
presencia del Batuque en ésta región, data desde los inicios del Siglo XIX;
para Correa, el periodo inicial del Batuque se sitúa en la misma región entre
los años 1833 y 1859.
Si así
fuere, permanece aun la duda de saber si la estructuración del Batuque ocurrió
posteriormente o paralelamente a la estructuración del Candomblé de Bahía, dado
que el primer terreiro de Candomblé habría surgido en el año 1830 (R.B.:
Jensen); la misma duda había planteado M. Herskovits en 1942, al efectuar una
comparación entre el Candomblé de Bahia y el Batuque de Rio Grande do Sul, en
donde propone una hipótesis en la que la existencia del africanismo en Rio
Grande do Sul resulta de un trabajo independiente y paralelo de “idénticos impulsos culturales africanos
primitivos”; decía sin embargo, que “tal
hipótesis debería ser revista con los avances de los estudios historiográficos
sobre la migración negra dentro de Brasil y de la procedencia tribal africana
de los negros importados hacia la parte sur del país.” (R.B.: Herskovits).
Aun así, a
partir de las décadas de 1870 y 1880, los periódicos de la región presentan con
cierta regularidad, en sus páginas policiales, notas sobre cultos de matriz
africana. De hecho, en los periódicos Correio Mercantil e Jornal do
Comércio, de Pelotas, como también en la Gazeta Mercantil de Rio
Grande, se pueden leer noticias que hablaban de la “prisión” de
"feiticeiros" e "feiticeiras", como esta: “Foram presas à ordem da delegacia, duas
pretas feiticeiras que atraíam grande ajuntamento de seus adeptos. Na ocasião
de serem presas, encontrou-se-lhes um santo e uma vela, instrumento de seus
trabalhos…” (Jornal do Comércio, Pelotas, 9/4/1878, p. 2) (Sic). En
cuanto al mito fundador del Batuque, existen dos versiones; una que afirma
haber sido traído para esa región brasilera por una esclava llegada de Recife;
y otra que no asocia a un personaje en particular pero sí a etnias africanas (de
ahí podría desprenderse el calificativo común de “Naciones”) que lo
estructuraron en base a una resistencia simbólica a la esclavitud. Las noticias
relativas al Batuque en Porto Alegre, datan preferencialmente de la segunda
mitad del siglo XIX, sugiriendo que su origen o, lo que es más probable, su
incremento, puede haber ocurrido en virtud de la migración de esclavos y
ex-esclavos de la región de Pelotas y Rio Grande hacia la capital.
Nuevamente,
las principales fuentes de referencia son los periódicos que reportan acciones
policiales contra los terreiros. Lilian Schwarcz transcribe por ejemplo, un
reportaje del Correio Paulistano, del 30 de noviembre de 1879, titulado "Os feiticeiros do RS - Grande
Caçada". Dice el reportaje: “a
polícia tomou ontem em uma casa 42 pretos livres e escravos e 11 pretos minas.
A caçada deu-se às 10h30 da
noite no momento em que o preto João celebrava uma sessão de feitiçaria. Foi uma surpresa e um
desapontamento que aqueles fiéis crentes jamais perdoarão a polícia [...]. A
polícia apreendeu cabeças de galo e outros manipansos. Os principais atores da indecente comédia foram
recolhidos à cadeia e os escravos castigados.” (Sic). Demás está decir que
las persecuciones a los terreiros no dejan de expresar cierto miedo del hombre
blanco, delante del poder de manipulación de las fuerzas sobrenaturales por
parte de los esclavos y sus descendientes. Obviamente que aquella persecución
(aunque incluso hoy en día, en forma asolapada continúa) era siempre precedida
de un conjunto de estigmas lanzados sobre esas “religiones o sectas”, para
justificar tal proceder.
Hasta la
próxima, axé de Xangô a todos y todas.
Modúpé
lówó àwonòrìsà mi bùnkún fun áwa ati àlàáfià.
Káwó
kábíyèsí lè Obakòsó Sàngó Aganjú !!!
Pai Fabio de Sàngó Aganjú
Ilê
Aláyéluwa Sàngó - C.E.U. Pai Xangô 7 Pedreiras
La
realidad de la vida es la vida misma, cuyo comienzo no está en el útero y cuyo
fin no está en la tumba.
Gibran Khalil Gibran (1883-1931) Ensayista,
novelista y poeta libanés.
Datos de la publicación:
Autor: Ari Pedro
Oro
Traducción: Pai
Fabio de Sàngó Aganjú
Fuente: Religiões Afro-Brasileiras do Rio Grande do Sul: Passado e Presente (texto
presentado en la 53º Reunión anual de la Sociedad Brasilera para el Progreso y
la Ciencia (SBPC), Salvador, Bahia, del 14 al 17 de julio de 2001, en el
simposio: "Afro-Diversidade no Brasil"; coordinador Reginaldo Prandi.)
Imagen: Grabado
“O Tráfico de Escravos” (S.XIX) de C.P. Speke